He compilado y numerado, para su conveniencia, las mentiras de
dirección más populares de todos los tiempos. Lo hago como un servicio a la
comunidad empresarial; ahora, cuando cuente una historia sobre la traición de
sus jefes, puede referirse a cada una de sus mentiras por su número, como por
ejemplo: «Ella nos dijo la número seis y todos nos fuimos a nuestros cubículos
para reírnos un rato». Esto le
ahorrará mucha energía que podrá canalizar entonces hacia otros cauces, como
quejarse de la actitud de sus compañeros.
Las
grandes mentiras de la dirección
1. «Los
empleados son nuestro bien más valioso».
2. «Yo sigo
una política de puertas abiertas».
3. «Bajo el
nuevo plan podrá ganar más dinero».
4. «Nos
estamos reorganizando para servir mejor a nuestros clientes».
5. «El futuro
es brillante».
6.
«Recompensamos a quienes asumen riesgos».
7. «El
rendimiento será recompensado».
8. «No matamos
al mensajero».
9. «La formación es una de nuestras principales prioridades».
10. «No he oído comentar ningún rumor».
11.
«Revisaremos su rendimiento dentro de seis meses».
12. «Nuestra
gente es la mejor».
13. «Su
opinión es muy importante para nosotros».
No siempre resulta fácil saber la diferencia entre
una burda mentira por parte del jefe y la imbecilidad habitual de éste. Ante
una situación ambigua, generalmente podrá detectar la verdad utilizando un
método práctico que yo llamo «Lo más probable». Funciona así:
Repase todas las interpretaciones plausibles de la realidad (utilice
metáforas humorísticas siempre que sea posible) y luego hágase la siguiente
pregunta:
«¿Qué es más probable?»
Descubrirá que esta técnica aclarará todas las dudas
respecto a la comunicación por parte de sus superiores. Permítame demostrar su
utilidad aplicada a las grandes mentiras de la dirección.
«LOS EMPLEADOS SON
NUESTRO BIEN MÁS VALIOSO»
Superficialmente, esta afirmación parece ir en
contra del hecho de que las empresas tratan a sus «bienes más valiosos» de la
misma forma que una aspiradora trata al polvo. ¿Cómo se puede explicar esta
contradicción aparente?
Podría ser útil un ejemplo. Pongamos que a su jefe
se le ha roto la silla y no queda dinero en el presupuesto para sustituirla. Lo
más probable es que su jefe:
A. Se siente en el suelo hasta el siguiente ciclo presupuestario.
B. Utilice una silla destinada a no directivos, a pesar del estatus
disminuido que ésta confiere a quien la ocupa.
C. Retrasa la incorporación de un nuevo empleado, distribuye el
trabajo extra entre los «bienes más valiosos» y utiliza el ahorro para
comprarse una silla adecuada.
Como empleados, nos gusta pensar que valemos más que
el mobiliario del despacho. Pero la prueba de «Lo más probable» nos indica que
éste no es el caso. Desde un punto de vista realista, nos hallamos cerca del
extremo inferior de la jerarquía de suministros de oficina.
Yo solía enorgullecerme mucho cada vez que abría una
caja de clips, a las que informaba que trabajaban para mí, y de que yo era su
indiscutible gobernante. Pero finalmente tuve que dejar de llamarlas
individualmente por su nombre, debido a la gran conmoción emocional que me
produjo cuando una de ellas se torció. Quizá no tenga mucho que ver con el tema
que estamos tratando, pero si alguien ve por ahí a Walter, le agradecería que
le dijera lo mucho que lo echo de menos.
«YO SIGO UNA POLÍTICA DE PUERTAS ABIERTAS»
¿Qué es más probable?
A. Su jefe desea verdaderamente que una interminable
cola de imbéciles entre en su despacho y se queje de las cosas que no se pueden
arreglar. Su verdadero objetivo a largo plazo es que le distraigan de sus
responsabilidades, fallar en su trabajo y quedarse finalmente sin hogar.
O bien:
B. Sabe que puede intimidar a la gente para que
evite acercarse a su despacho, por el simple procedimiento de regañarles y
asignar trabajo a las diez primeras personas que lo intenten. De ese modo,
recibe todos los beneficios de mantener las «puertas abiertas» sin tener que
correr con ninguno de sus riesgos.
«BAJO El NUEVO PLAN
PODRÁ GANAR MÁS DINERO»
¿Usted cree probable que la empresa modifique todo
el plan de compensación para ofrecerles más dinero a todos ustedes? Los aumentos
de sueldo, ¿son tan infrecuentes en estos tiempos que su empresa se olvidó de
que existía esta opción?
¿O es más probable que el nuevo sistema de
compensación sea en realidad una compleja maniobra diseñada para ocultarle el
hecho de que, a partir de ahora, sus beneficios sanitarios serán administrados
por la secta de los Cientistas Cristianos?
«NOS ESTAMOS REORGANIZANDO PARA SERVIR «MEJOR A NUESTROS CUENTES»
¿Le parece probable que la reorganización actual —en
contra de todas las que la precedieron— sea la que definitivamente transforme
la empresa en una dínamo generadora de ingresos? ¿Y le parece probable que el
motivo principal por el que le odian sus clientes sea que su organigrama tiene
lagunas?
¿O es acaso más probable que la directiva no tenga
ni idea de cómo arreglar los problemas fundamentales de la empresa y que piense
que la reorganización de la actual cuadrilla de imbéciles al menos disimule el
progreso?
«EL FUTURO ES
BRILLANTE»
¿Le parece probable que el jefe sea un visionario que puede predecir
el futuro, a pesar de ser incapaz de manejar la computadora que tiene sobre la
mesa? Y si puede divisar el futuro, ¿le parece probable que prefiera
desperdiciar sus dotes en su trabajo actual, antes que utilizar sus poderes
para curar el cáncer y hacerse de oro?
¿No será más probable que el futuro no sea mucho más
brillante que su jefe?
«RECOMPENSAMOS A
QUIENES ASUMEN RIESGOS»
Por definición, quienes asumen riesgos fracasan a
menudo. También los imbéciles. En la práctica, resulta muy difícil
distinguirlos.
¿Le parece probable que su jefe vaya a recompensar
de pronto a gente que ha fracasado, sabiendo que la mayoría de ellos son
imbéciles y que cada uno de ellos ha hecho que el jefe reciba por lo menos un
rapapolvo de la alta dirección?
¿O no será más probable que los fracasados sean
asignados a equipos de control de calidad, mientras que la gente que ha tenido
éxito abandona la empresa con mayor rapidez que un leopardo huyendo de un bar
de ensaladas?
Pregunta
del millón
Si los que alcanzan el éxito se marchan, ¿ganarán
más o menos dinero en otra empresa?
«EL RENDIMIENTO SERÁ
RECOMPENSADO»
¿De veras le
parece probable que este año los altos ejecutivos digan: «Al diablo con la
cotización en bolsa de las acciones y con nuestras primas. ¿En qué estábamos
pensando? ¡Distribuyamos más dinero entre los empleados!»
¿No será acaso más probable que le sometan a un
tortuoso proceso de revisión de su productividad, que tendrá el mismo exiguo
resultado en su paga extra tanto si
es usted la madre Teresa como si es un psicótico francotirador?
«NO MATAMOS AL
MENSAJERO»
¿Le parece probable que todos los directivos de la empresa hayan
descubierto simultáneamente a Buda bailando en los cajones de su mesa y hayan
decidido dar una oportunidad a la paz?
¿O no será acaso más probable que esos directivos
engendrados por Satanás y requemados de café continúen vengándose de cualquier
blanco lo bastante tonto como para ponerse a tiro?
(Nota: Conviene añadir un poco de «salsa» a algunas
de las preguntas, tanto mejor para ilustrar el contraste).
«LA FORMACIÓN ES UNA DE NUESTRAS PRINCIPALES PRIORIDADES»
Digamos, hipotéticamente, que el presupuesto del departamento donde
trabaja usted anda apretado. ¿Le parece más probable que su jefe deje intacto
el presupuesto de formación de alta prioridad y en su lugar ahorre dinero
retrasando el lanzamiento de un nuevo producto, renunciando así a su propio
aumento y prima?
¿No será más probable que el presupuesto de
formación se esfume con mayor rapidez que los canapés en una reunión de viejas
glorias organizada por el guionista de «Cocoon»?
«NO HE OÍDO COMENTAR
NINGÚN RUMOR»
¿Le parece probable que el flujo perpetuo de rumores
se ha detenido de repente, precisamente en el momento en que existen mayores
posibilidades de que algo ocurra de verdad?
¿O acaso no será más probable que su jefe sepa que
las noticias son tan malas que hasta el más ligero atisbo de la verdad hará que
los empleados sean menos productivos que un camión cargado de chihuahuas?[1]
«REVISAREMOS SU
RENDIMIENTO DENTRO DE SEIS MESES»
Lo mejor del futuro es que todavía no ha llegado. Cuando su jefe le
promete revisar su rendimiento dentro de seis meses con el fin de determinar un
posible aumento de sueldo, ¿qué le parece más probable?
A. Su jefe cree que usted puede llegar a ser mucho
más inteligente y productivo en 180 días, por lo que le habrá valido a usted la
pena esperar todo este tiempo a cambio de un cuantioso aumento salarial.
O bien...
B. Su jefe espera tener un nuevo empleo de aquí a
seis meses y usted tiene tantas posibilidades de conseguir un aumento de sueldo
como las que tiene una sardina de sobrevivir en un festival de gatos.
«NUESTRA GENTE ES LA
MEJOR»
Esta mentira es muy apreciada por los empleados. Por desgracia, sólo
una empresa de cada sector puede contar con los mejores empleados. Además, es
un poco extraño que la misma empresa sea la que pague los salarios más bajos.
¿Le parece probable que los mejores empleados se
sientan atraídos por su empresa a pesar de pagar unos sueldos de miseria? ¿Es
posible que exista una rara enfermedad mental que hace que la gente sea
brillante realizando su trabajo, pero incapaz de comparar dos cifras y determinar
cuál es la más elevada de las dos? Vamos a llamar a estas personas «sabios
ocupacionales». Si realmente existieran, ¿cuáles son las probabilidades de que
todas ellas decidieran trabajar para su empresa?
¿Y le parece probable que la gente con la que
trabaja durante todo el día parezca más densa que el titanio y, sin embargo, en
la realidad sean los profesionales más brillantes de su campo?
¿No será más probable que tuvieran razón los
economistas merecedores del Premio Nobel, según los cuales el sistema de
mercado funciona, y su empresa cuenta exactamente con la calidad de empleados
por los que está dispuesta a pagar?
«SU OPINIÓN ES MUY
IMPORTANTE PARA NOSOTROS»
Para el jefe, la siguiente ecuación es la que rige su cerebro:
Opinión del empleado = Más trabajo = Malo
Como empleado maltratado e impotente, usted sabe lo
divertido que resulta ofrecerle a su jefe sugerencias tan poco prácticas como
las siguientes:
«Si de verdad le importa la salud de los
trabajadores, debería pedirle al presidente que financie un proyecto de
investigación sobre los efectos de la iluminación fluorescente sobre la
fertilidad».
Esta sugerencia no es nada práctica, pero lo hermoso
de la misma es que su jefe no la puede descartar de entrada sin dar la
impresión de ser un tipo poco sensible. Tampoco puede delegar esta tarea,
porque ningún jefe querrá que un subordinado hable con su superior y deje
escapar cosas que le pongan en evidencia.
La mayoría de las sugerencias de los empleados son
tonterías o bien frutos del sadismo. Muy de vez en cuando surge una buena idea,
pero imposible distinguir una buena idea de una mala, a menos que sea usted el
que la ha tenido. Nunca está del todo claro de antemano si la opinión de un
empleado será buena; así pues, los jefes tienen que tratar todas las ideas como
malas.
La siguiente es la prueba que se emplea para ver si
el jefe desea realmente la aportación del empleado:
¿Le parece probable que su jefe disfrute con el
trabajo extra que supone seguir las sugerencias bienintencionadas y sabias de
sus inteligentes colegas?
¿O no será acaso más probable que el jefe finja
escuchar con cuidado sus poco prácticas sugerencias, le dé las gracias por su
aportación, luego haga exactamente lo que se proponía hacer, y encima le pida
que organice la campaña de donaciones a la Cruz Roja como castigo?
¿Se da cuenta de lo fácil que es?
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