viernes, 27 de abril de 2012

Programas de reconocimiento al empleado



Los programas de reconocimiento envían un mensaje importante a todos los empleados del grupo, y no sólo a los «ganadores». Concretamente, el mensaje es: «He aquí a otra persona que no será cesada hasta después de que le hayamos crucificado a usted». Pero no es ese el único beneficio. Los programas de reconocimiento ayudan a identificar la casta social a la que pertenecen todos los empleados.

PROGRAMA DE RECONOCIMIENTO CASTA
Programa «Empleado del mes» «Sombrero de papel»
Certificado de agradecimiento «No hay pagas extras»
Premio en metálico «Hongo cubicular»
Ninguno «Ejecutivo»


No hay programas de reconocimiento en los niveles más altos del organigrama, puesto que se trata de un factor de motivación para los empleados que pululan los niveles inferiores. Ellos saben que si trabajan duro podrán acceder a un nivel de dirección en donde no existan los programas de «reconocimiento».


Una vez me concedieron un «Premio de reconocimiento» en la Pacific Bell. Cuando me acerqué a recoger el premio, se vio claramente que el responsable del programa ni siquiera sabía qué función desempeñaba yo. Rápidamente se inventó un proyecto totalmente ficticio en beneficio de los asistentes, y me agradeció efusivamente por mi valiosa contribución al éxito de ese programa inexistente.
Me sentí más «feliz», pero mi autoestima no creció lo suficiente como para pensar que había llegado el momento de pedir un aumento de sueldo. Sentí tal motivación que me planteé seriamente trabajar esa tarde, sacrificando mi siesta.



INFRAVALORAR LA APORTACIÓN DEL EMPLEADO

A los empleados les gusta sentir que se les está valorando su aportación a la causa común de la empresa. Y es precisamente por esta razón que los jefes tratan de evitar cualquier cosa que se le parezca. Con el valor llega la autoestima, y con la autoestima llegan las incomprensibles peticiones de dinero.
Hay muchas formas de decirles a los empleados que su trabajo no es valorado. He aquí algunos de los métodos más crueles, que, por casualidad, son precisamente los que mejor funcionan:
• Hojear una revista mientras el empleado expresa una opinión.
• Pedir información «urgentemente» para luego dejarla sobre la mesa, sin tocarla durante semanas.
• Hacer que sea la secretaria la que se encargue de devolver las llamadas telefónicas.
• Usar un documento del empleado para alguna cosa que no sea su propósito original, como en este ejemplo:


HACERLOS ESPERAR

Uno de los métodos más eficaces de humillación utilizado por los jefes es la práctica de no hacerle caso a un subordinado que se encuentra en o cerca de su oficina, mientras se dedica a tareas aparentemente poco importantes. Esto transmite al empleado el mensaje de que no tiene presencia humana. Es algo similar a cambiarse de ropa delante del perro; el animal observa, pero no tiene la menor importancia.
Esta herramienta de humillación se puede adaptar a cualquier nivel, dependiendo de la actividad que se realice mientras el empleado espera.










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