miércoles, 2 de mayo de 2012

Técnicas para moderar la felicidad de los empleados



La moral de los empleados es un asunto muy resbaladizo. Los empleados felices trabajarán más sin exigir que se les aumente el sueldo, pero si están demasiado contentos, las endorfinas entran en juego, los egos se inflan y todos empiezan a quejarse de que, con sus ingresos actuales, tendrán que vivir en un basurero después de jubilarse.
El mejor equilibrio de la moral para sacar la mayor productividad de los empleados se puede describir así: feliz, pero con baja autoestima.
Puede calibrar su propio nivel de felicidad laboral con este sencillo test. Si le sobreviene una carcajada al leer cualquiera de los siguientes intentos de causar gracia, su felicidad es la justa para que sea productivo:

Test de felicidad/productividad

Las siguientes situaciones ocurren en la oficina todos los días. ¿Cuantas de ellas le resultan irresistiblemente graciosas?

1. « ¿Trabajas duro o a duras penas trabajas?»
2. « ¿Aguantas la pared? (a alguien apoyado en ella)
3. «Tienes otro aspecto hoy » (a alguien sentado ante una mesa que no es la suya habitual)
4. «Hoy no me toca el turno de vigilar a Bob ».
5. « ¡No esta nada mal para ser miércoles!»

Si se ha reído con alguna de estas agudezas, tiene usted la clase adecuada de actitud feliz, a lo «Mudito de los sietes enanitos», que rezuma productividad por los cuatro costados. Pero si mientras realizaba el test le vino a la mente la imagen de un colega al que le gustaría aporrear con un micrófono portátil, es posible que su autoestima le impida ser productivo.

LA SOLUCION: HUMILLACIÓN

Con el paso de los años, el mundo de los negocios ha desarrollado una gran variedad de técnica que permiten rebajar  la autoestima de los empleados hasta situarse en una .«banda productiva»  sin sacrificar la felicidad de estos. En este capitulo veremos las técnicas de humillación mas importantes.

• Cubículos
• Hotelización
• Mobiliario
• Vestimenta
• Programas de reconocimiento del empleado
• Infravalorar la aportación del empleado
• Hacerles esperar

CUBÍCULOS

Los cubículos, llamados a veces «espacios de trabajo» o «cabinas», sirven para recordar al empleado de una forma permanente que su valor para la empresa es marginal. Nunca he visto ningún folleto publicitario de un fabricante de cubículos, pero me imagino que sería algo como:

Serie 6000™ de cubículos
Piense en el Cubículo 6000™ como un estilo de vida, no simplemente una gran caja para mantener todos los bártulos en un sitio.
La naturaleza nos sirvió de modelo cuando diseñamos el Cubículo 6000™. Cada unidad produce la inconfundible sensación motivacional de los cuatro lugares más inspiradores de la tierra:

CORRAL DE ENGORDE DE TERNERA

Imagine la seguridad que deben de sentir esas afortunadas vacas, contentas en sus unidades individuales, sin necesidad de preocuparse por nada en el mundo. El reconfortante mensaje es: «¡Viva al día!»

CAJA DE CARTÓN

¡El mismo diseño que las de antaño, usadas para transportar las posesiones de famosos desde hace siglos!

CORRAL DE BEBÉ

Modelo de la exuberancia de la infancia y de la emoción de encontrarse secuestrado por extraños que hablan un idioma extranjero y le castigan por motivos incomprensibles.

CELDA CARCELARIA

Hemos «capturado» la despreocupación del convicto que cumple condena de veinte años. ¡Sienta la seguridad que hasta ahora sólo se encontraba en el sistema penitenciario!
¡Fíjese en sus maravillosas prestaciones!
• Parte superior abierta, para que nunca falten los ruidos ambientales.
• Tamaño diminuto, para que pueda disfrutar de los olores de sus compañeros de trabajo.
• Sin ventanas molestas.
• Disponible en gris acorazado o marrón diarrea.
• Móvil: descubra la emoción de no tener nunca un sitio fijo.
• Incluye perchero (sólo en la serie Almirante).


HOTELIZACIÓN
El único inconveniente de las oficinas divididas en cubículos es que algunos empleados desarrollan un sentido «hogareño» en su pequeña parcela. Pronto se instala en ellos una sensación de orgullo de la propiedad, luego la autoestima, y un buen día, ¡zas!, adiós a la productividad.
Pero gracias al nuevo concepto de hotelización, este riesgo queda anulado. Bajo este sistema, los cubículos se asignan a los empleados a medida que éstos llegan al trabajo. A nadie le toca un lugar de trabajo permanente, por lo que se impide el desarrollo de sentimientos hogareños improductivos.
Otra ventaja de la hotelización: elimina todo rastro de la asociación del trabajador con la empresa. Esto reduce a la mínima expresión el trauma de las reducciones de plantilla: el empleado puede ser despedido sin siquiera tener que vaciar su escritorio de objetos personales. Con la hotelización, los empleados siempre tienen «un pie en la calle».
La hotelización transmite un importante mensaje al empleado: «Tu empleo es temporal, así que guarda tus feas fotos de familia en la guantera del coche para que no tengamos que mirarlas».

MOBILIARIO

Usted es tan importante como los muebles que le rodean. Y eso solamente en los momentos álgidos de la dignidad; con frecuencia, su mobiliario es más importante que usted. Si piensa en ello, se dará cuenta de que a usted le pueden despedir, pero sus muebles quedan donde están, prestando un servicio a una empresa que ya ha prescindido de sus servicios.


No es nada extraño que la gente invierta una parte tan importante de su ego en amueblar su despacho. En función de su posición en la jerarquía, sus muebles transmiten uno de estos dos mensajes:

«No haga caso del inútil objeto sentado en esta silla».

O bien:

«¡Adóreme! ¡Arrodíllese ante mi santuario de caoba!»

Si le dieran a elegir, sus preferencias seguramente se decantarían por el segundo mensaje. Pero por desgracia, los muebles imponentes sólo se obtienen cuando uno alcanza los niveles más altos de la dirección. Según las estadísticas, el lector de este párrafo no es miembro de la alta dirección empresarial, por lo que simplemente omitiré esta cuestión.
Suponiendo que no pertenece usted a la alta dirección, tendrá suerte si dispone de una tabla desvencijada que ocupa gran parte del cubículo y sirve para evitar que el teléfono se le caiga cada dos por tres. Para simplificar, llamémoslo «escritorio». Este artilugio, que en poco se asemeja a un escritorio de verdad, es el perfecto complemento de la diminuta silla que será su hogar durante setenta horas a la semana.
Si es usted secretaria, su silla no tendrá seguramente reposabrazos. Pero no se preocupe: al fin y al cabo, no la contrataron para que descansara los brazos; su misión consiste en encontrar formas innovadoras de evitar que los demás empleados consigan ver al jefe. Por si no se había dado cuenta, ¡para eso le pagan, maldita sea!
Pero si usted no es una secretaria, es posible que disfrute del lujo de los reposabrazos, esenciales para mantener el equilibrio mientras intenta echarse una siestecita en su cubículo. Durante mi carrera en la Pacific Bell, pasé innumerables horas plácidamente dormido en mi cubículo, gracias precisamente a los reposabrazos. Siempre situaba la computadora de manera que mi espalda diera a la entrada, mientras miraba la pantalla. De ese modo, podía tomar un documento, apoyar los brazos sobre el reposabrazos, cerrar los ojos y entregarme a las delicias de Morfeo, mientras ofrecía en todo momento el aspecto de ser un empleado entregado de lleno a su tarea. A veces sonaba el teléfono, pero con el tiempo aprendí a bloquear incluso eso de mi mente (¡el cerebro es algo realmente extraordinario!).

VESTIMENTA

Nada es tan adorable como uno de esos pequeños monos de los organilleros con sus diminutos chalecos y gorritas. Este sería también el uniforme oficial de la empresa si no fuera por el hecho de que se le consideraría como un «uniforme» y el presupuesto no da para esa clase de cosas.
Las empresas han descubierto un método barato para hacer que la gente vista con la misma imagen humillante que el mono, sin tener que incurrir en el elevado gasto de comprar uniformes. El secreto consiste en establecer un estilo de vestimenta aceptable que tenga el mismo simbolismo que el atuendo del mono, pero que permita un poco de variedad:



PROGRAMAS DE RECONOCIMIENTO DEL EMPLEADO

Los programas de reconocimiento envían un mensaje importante a todos los empleados del grupo, y no sólo a los «ganadores». Concretamente, el mensaje es: «He aquí a otra persona que no será cesada hasta después de que le hayamos crucificado a usted». Pero no es ese el único beneficio. Los programas de reconocimiento ayudan a identificar la casta social a la que pertenecen todos los empleados.





No hay programas de reconocimiento en los niveles más altos del organigrama, puesto que se trata de un factor de motivación para los empleados que pululan los niveles inferiores. Ellos saben que si trabajan duro podrán acceder a un nivel de dirección en donde no existan los programas de «reconocimiento».





INFRAVALORAR LA APORTACIÓN DEL EMPLEADO

A los empleados les gusta sentir que se les está valorando su aportación a la causa común de la empresa. Y es precisamente por esta razón que los jefes tratan de evitar cualquier cosa que se le parezca. Con el valor llega la autoestima, y con la autoestima llegan las incomprensibles peticiones de dinero.
Hay muchas formas de decirles a los empleados que su trabajo no es valorado. He aquí algunos de los métodos más crueles, que, por casualidad, son precisamente los que mejor funcionan:
• Hojear una revista mientras el empleado expresa una opinión.
• Pedir información «urgentemente» para luego dejarla sobre la mesa, sin tocarla durante semanas.
• Hacer que sea la secretaria la que se encargue de devolver las llamadas telefónicas.
• Usar un documento del empleado para alguna cosa que no sea su propósito original, como en este ejemplo:



HACERLOS ESPERAR

Uno de los métodos más eficaces de humillación utilizado por los jefes es la práctica de no hacerle caso a un subordinado que se encuentra en o cerca de su oficina, mientras se dedica a tareas aparentemente poco importantes. Esto transmite al empleado el mensaje de que no tiene presencia humana. Es algo similar a cambiarse de ropa delante del perro; el animal observa, pero no tiene la menor importancia.
Esta herramienta de humillación se puede adaptar a cualquier nivel, dependiendo de la actividad que se realice mientras el empleado espera.


• Pedir información «urgentemente» para luego dejarla sobre la mesa, sin tocarla durante semanas.
• Hacer que sea la secretaria la que se encargue de devolver las llamadas telefónicas.
• Usar un documento del empleado para alguna cosa que no sea su propósito original, como en este ejemplo:





1 comentario:

  1. El software control empleados es muy util ¿Alguna vez has pensado lo útil que sería tener una herramienta para monitorear empleados en las actividades que realizan en sus PC? ¿Has tenido la necesidad de saber qué hacen realmente tus empleados frente a sus ordenadores en las horas en que teóricamente deberían...

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