Puedo Hablar con cierta autoridad sobre el tema del marketing por que
una vez asistí a una clase de marketing. Además he comprado numerosos productos
de consumo. Para cualquier persona ajena al tema la regla de marketing quizás
pueda ser sintetizada en el siguiente concepto:
Pero eso no es más que una burda simplificación que supone un insulto
para los profesionales del marketing, y que ignora los miles de años de
comprensión acumulada acerca de los aspectos sutilmente intrincados de las
artes comerciales (no confundir con las comerciales). Entre los sutiles
intríngulis se encuentran:
• Si aumenta el precio venderá menos unidades.
• ¿Qué tal me queda el nuevo traje que me compré?
El departamento de Marketing utiliza muchas técnicas
avanzadas para juntar producto y comprador de una forma que eleve al máximo los
beneficios. Por ejemplo, regalan llaveros.
Pero eso no es todo. Para su conveniencia, he
resumido los principales conceptos del marketing, de modo que no tenga que
asistir a la clase completa de marketing, como yo tuve que hacer... De nada.
SEGMENTACIÓN DEL
MERCADO
Cada cliente desea conseguir el mejor producto al menor precio
posible. Afortunadamente, muchos clientes no pueden distinguir entre la
exquisita seda asiática y las toallas de papel. Por muy patético que sea su
producto, siempre habrá alguien que no se dará cuenta de la diferencia, o que
no tendrá alternativa.
La tarea del marketing consiste en identificar a
estos «segmentos», introducir la boca de una aspiradora en sus bolsillos y ponerla
en marcha hasta que sólo queden pelusas. La segmentación del mercado puede
parecer algo complicado, pero es el mismo proceso que usted utilizaba de niño
para seleccionar a los jugadores que formarían un equipo. A cada jugador
potencial se le valora según características objetivas, como velocidad,
habilidad y potencia. Si esas características no produjeran una elección
concluyente, el grupo será todavía más segmentado, por ejemplo en base al nivel
de acné o a su popularidad. Los niños que obtengan una elevada puntuación en
las características preferidas, se verán colocados en el segmento «Equipo»,
mientras que los de más baja puntuación quedarán integrados en el segmento del
mercado que de mayores tiene altas probabilidades de comprar mujeres hinchables.
Es así de simple.
El segmento de mercado más importante es el conocido como «Ricos
Estúpidos», llamados así por su tendencia a comprar cualquier cosa, al margen
de su coste o utilidad. Si logra vender suficientes unidades a los «Ricos
Estúpidos», disminuirá su coste por unidad de producción. Entonces puede bajar
sus precios y vender a los «Pobres Estúpidos»; ahí es donde se encuentra el
verdadero volumen.
Nunca es buena idea diseñar el producto para los
«Pobres Inteligentes» o para los «Ricos Inteligentes». Los primeros encontrarán
una forma para robarle el producto. En cuanto a los segundos, le comprarán la
empresa y le despedirán con una patada en el trasero. Por regla general, la
gente inteligente es un segmento indeseable del mercado. Afortunadamente, no
existen.
DIFERENCIACIÓN DEL
PRODUCTO
La mejor forma de diferenciar su producto es convertirlo en el mejor
entre los de su clase. Pero en cada clase sólo puede haber un producto que sea
el mejor y si está leyendo este libro, lo más probable es que no trabaje usted
para esa clase de empresa. Así que tampoco tenemos necesidad de profundizar en
esa estrategia.
Supongamos que vende un producto que sea exactamente
como los demás productos del mercado, como por ejemplo un servicio telefónico a
larga distancia, seguros, tarjetas de crédito o hipotecas. Puede conseguir que
su producto parezca especial disfrazando los costes reales y luego afirmando
que es más económico que el de la competencia. Entre algunas técnicas buenas
para disfrazar el verdadero coste de su producto, se incluyen:
Ocultar
costes
• Vincule los pagos con tasas de interés exóticos, como el Bono Q
Flotante de Zambia.
• Ofrezca planes de descuento tan confusos que hasta Nostradamus tenga
que levantar las manos al cielo y exclamar: «No puedo. Explíquemelo usted».
• Ofrezca cupones canjeables por premios a través de un proceso
exageradamente poco práctico que combina los peores elementos de la búsqueda de
gangas inexistentes, la declaración de impuestos y el reciclado.
• Compare su plan de costes más bajos con el plan de costes más altos
de la competencia.
• Ofrezca opciones de leasing a personas que no tengan ni idea
de matemáticas.
• Introduzca recargos gigantescos para aquellos clientes que no paguen
y una vez al año olvide enviarle una factura a cada cliente.
• Ofrezca descuentos importantes por pagos iniciales, seguidos por
abusivos aumentos de precios. Dificulte a los clientes el librarse de usted una
vez que hayan quedado atrapados en su red.
• Venda el producto sin ninguno de los elementos que puedan hacerlo
útil, como por ejemplo computadoras sin teclado y sin memoria RAM.
EL ESCENARIO
GANADOR-PERDEDOR DEL MARKETING
En ocasiones, la empresa tiene un mal producto a un precio muy alto.
Ahí es cuando entra en juego la verdadera magia del marketing. El objetivo pasa
por educar al consumidor para sacarle hasta el último céntimo.
Si experimenta algún problema ético en esta
situación, recuerde el lema del profesional del marketing:
«No jodemos al cliente. Lo único que hacemos es
sujetarlo mientras el vendedor lo jode».
Menos mal que sus clientes viven sumidos en la
ignorancia. La confusión es el mejor aliado con el que puede usted contar.
Aproveche la clientela creada por sus competidores y cree productos que sean
vagamente similares, pero mucho peores.
Ejemplos
Somy Walkman
Honduh Accord
Porch911
Motos Harry Davidson
Popsi Cola
PUBLICIDAD
La buena publicidad puede lograr que la gente compre su producto
aunque sea un fraude. Eso es importante, porque le alivia de la presión de
tener que crear un buen producto. Un dólar gastado en lavar el cerebro de la
gente es más efectivo que un
dólar gastado en mejorar el producto.
Evidentemente, todo producto debe tener una calidad
mínima. Debería ser capaz de resistir, por ejemplo, el proceso de transporte y
seguir siendo reconocible. Pero, una vez alcanzado ese mínimo, es la publicidad
lo que constituye la gran diferencia.
Una buena campaña de publicidad va dirigida a un
público preciso. Existe, en particular, una gran distinción entre qué mensaje
funciona mejor para los hombres y qué mensaje funciona mejor para las mujeres.
Los hombres son criaturas predecibles. Eso hace que
sea relativamente fácil confeccionar un mensaje de marketing que les atraiga.
Todas las campañas de publicidad realizadas con éxito y dirigidas a los
hombres, incluyen uno de los dos mensajes siguientes:
1. Este producto le ayudará a quedar con modelos en bikini.
2. Este producto le ahorrará el tiempo y el dinero, que necesitará
para quedar con modelos en bikini.
Comparadas con los hombres, de mentalidad sencillota y tosca, las
mujeres son mucho más intrincadas y complejas. El mensaje de publicidad debe
atraer a los intereses intelectuales y las preferencias estéticas más refinados
de las mujeres. El mensaje debe incluir específicamente lo siguiente:
1. Si compra este producto, será la modelo en bikini.
Refuerce su mensaje de «calidad» citando a expertos
que digan cosas buenas de su producto. Algunos expertos insistirán en ver su
producto antes de emitir un comentario sobre el mismo; aléjese de esa clase de
personas. Lo que desea es encontrar a la clase de experto que se deja convencer
con una comida y un folleto.
No se rompa la cabeza tratando de conseguir el
experto capaz de ofrecerle la frase ideal. En la publicidad, como en el periodismo,
las frases de los demás se pueden modificar para darles un mayor impacto. De
hecho, puede crear frases completamente nuevas usando cualquier palabra que el
experto haya pronunciado. Técnicamente, eso sigue siendo una cita. Muchas de
las publicaciones más exquisitas utilizan este método, de modo que usted
también puede utilizarlo.
Cita literal original
«Este producto se caracteriza por la falta total de calidad y es el
mejor ejemplo de desprecio que conozco».
Frase
publicada en su propaganda
«Este producto se caracteriza por la calidad y el mejor precio», [sic]
COMPRENDER AL CLIENTE
Es esencial que comprenda usted al cliente. Eso no cambiará nada con
respecto a su producto, puesto que esas decisiones se basan en políticas
internas, pero es necesario para demostrar una actitud de «me centro más que
usted en el cliente», obligatoria en cierto tipo de reuniones.
El proceso que emplea el especialista de marketing para comprender al
cliente supone, fundamentalmente, sentarse con otros especialistas de marketing
y hablar sobre lo que haría uno si fuera lo bastante estúpido como para
convertirse en cliente. La conversación se desarrolla más o menos como sigue:
Especialista en marketing número 1: «Quizá tú y yo prefiramos carne
de ternera en nuestras hamburguesas, pero el consumidor medio no es tan
selectivo».
Especialista en marketing número 2: «He oído hablar de un tipo que se
come bombillas eléctricas y clavos».
Especialista en marketing
número 1: «Exactamente. No les importa lo que comen».
Especialista en marketing
número 2: «Así que podríamos llenar nuestras
hamburguesas con hierba recortada y uñas, y esa clase de cosas, y ellos no se
enterarían en ningún momento de la diferencia».
Especialista en marketing
número 1: «Hasta es posible que nos dieran las gracias por ahorrarse dinero».
Especialista en marketing
número 2: «Me siento agotado después de tanto esfuerzo de análisis de mercado.
¿Quieres que vayamos a comer un entrecote?»
Especialista en marketing número 1: «Soy vegetariano».
Si ha llegado a conocer personalmente a un cliente,
generalice acerca del comportamiento de todos los clientes a partir de ese
ejemplo. Si nunca ha conocido a ninguno, cuente la historia escuchada a alguien
que haya conocido a un cliente, añadiendo su propio giro cuando sea necesario.
Con el transcurso del tiempo, la anécdota del
cliente se contará y se alterará lo suficiente como para convertirse en
«conocimiento corriente» acerca de las preferencias de los clientes.
Historia real: un cliente de una gran compañía
telefónica se quejó porque no tenía modo de comprobar cómo funcionaba su equipo
en la red pública de datos, a menos que pagara antes por el servicio. Cada vez
que aparecía la queja de este cliente, se ponía más de manifiesto que había
«muchos clientes» que necesitaban comprobar sus equipos. Un director se refirió
reiteradamente al «montón de peticiones» que tenía sobre su mesa del despacho.
Finalmente, la cantidad de clientes con ese mismo problema llegó a ser tan
grande que se le asignó a un empleado de bajo rango el proyecto de construir
unas instalaciones, con un coste de varios millones de dólares, para solucionar
el problema. Pero cada vez que
ese empleado trataba de verificar la enorme demanda de los clientes, todas las
historias se remontaban al mismo tipo original, que ya había solucionado su
problema desde hacía tiempo. Pese a ello, al empleado se le ordenó que construyera dichas instalaciones,
siguiendo la teoría de que tenía que haber otros muchos clientes como el tipo
que había planteado la petición. El proyecto quedó finalmente arrinconado por razones políticas. El empleado de
bajo nivel acabó por abandonar la compañía telefónica y se convirtió en un
caricaturista de periódicos.
Puede utilizar grupos de encuestas para estrechar el
alcance de su investigación. Los grupos de encuestas se componen de personas
seleccionadas sobre la base de su inexplicable disponibilidad de tiempo y el
cariño común que sienten por los sándwiches gratuitos. Se les sitúa en una
habitación, y un moderador debidamente entrenado les plantea una serie de
preguntas.
Para muchas de esas personas será la primera vez que
se les haya alimentado y escuchado en el mismo día. Eso puede causar ciertos
comportamientos un tanto extraños. Empezarán a quejarse con vehemencia por cosas
que, hasta entonces, nunca les habían llegado a molestar. A continuación
sugerirán características de un producto que nunca comprarán.
Persona número 1: «Si mi cepillo
de dientes tuviera un cepillo para perros en el otro extremo, podría cepillarme
los dientes y a mi chihuahua al mismo tiempo. Ese sí que es un producto que me
gustaría comprar».
Persona número 2: «¡Sí, sí! Y podría disponer de un tercer adminículo para encerar el
coche al mismo tiempo. Yo también lo compraría entonces... si tuviera un coche,
claro».
Persona número 3: «¡Uau! ¡Uau! ¿Y si el cepillo de dientes pudiera poner el coche en
marcha? O mejor aún, ¿y si pusiera en marcha el coche de otro?»
Con el transcurso del tiempo, atraídos por los
sándwiches gratuitos y todas las atenciones recibidas, los miembros del grupo
de encuestas ofrecerían unas aportaciones tan innovadoras que serían capaces de
cambiar para siempre el curso de su empresa. A menos que le toque un grupo de
haraganes que se limitan a comer los sándwiches, despotricar contra usted y
luego marcharse.
Ahora, está usted preparado para emprender la investigación de
mercado.
INVESTIGACIÓN DE
MERCADO
En épocas más primitivas, las empresas tenían que utilizar el método
del ensayo y el error para descubrir qué deseaban los clientes. Eso fue antes
de que se inventara la investigación de mercado, convirtiendo así toda esa
mezcolanza de suposiciones y de selección natural en un proceso científico
exquisitamente preciso.
La investigación de mercado fue posible gracias al
descubrimiento de que los consumidores toman decisiones de compra racionales y
bien razonadas. Siendo así, todo lo que necesita hacer es preparar una encuesta
sin prejuicios y preguntar a un subconjunto estadísticamente válido de
consumidores qué es lo que quieren.
A continuación se indican algunas de las investigaciones de mercado de
mayor éxito que llevaron a la creación de productos y servicios de gran
demanda, que no habría sido posible desarrollar sin la valiosa contribución del
marketing.
USOS HISTÓRICOS DE LAS
INVESTIGACIONES DE MERCADO
Investigación para línea aérea
(1920)
Si tuviera que recorrer una larga distancia, ¿qué preferiría?
A. Ir en coche.
B. Tomar el tren.
C. Permitir que lo ataran a un enorme contenedor metálico que pesa más
que su propia casa, para verse impulsado a través del espacio por productos
químicos en explosión, sabiendo que uno cualquiera de entre un millón de
diferentes problemas humanos, mecánicos o meteorológicos podría provocar su
incineración en una espectacular bola de llamas.
Si contestó C, ¿le importaría que extraviáramos su
equipaje y lo enviáramos a otra ciudad (también por el mismo procedimiento,
claro)?
Investigación de aparatos de
vídeo (1965)
Si pudiera usted adquirir un artilugio capaz de
proyectar películas previamente grabadas en su pantalla de televisión, ¿cuánto
estaría dispuesto a pagar por él?
A. 200 dólares.
B. 500 dólares.
C. 2.500 dólares, porque valdría la pena si pudiera alquilar películas
sucias y masturbarme como un mono salvaje.
Investigación de informática en
línea (1985)
Si pudiera conectar su computadora con una vasta red de información,
¿cómo utilizaría ese servicio?
A. Reuniría información científica valiosa.
B. Mejoraría mi educación.
C. Demostraría mi más completa falta de personalidad pasándome
innumerables horas picando frases sin sentido y a menudo obscenas, que pudieran
ser vistas por gente como yo en «tiempo real».
Si ha contestado C en la pregunta anterior, ¿cómo
llamaría a ese servicio?
A. Charla computerizada, o compucharla.
B. ¡Soy imbécil y lo demostraré!
C. Adiós cuenta de ahorros.
EXIGENCIAS DE
MERCADO
Una vez realizada su investigación de
mercado, ha llegado el momento de diseñar el producto. Sus ingenieros le
pedirán que identifique lo que el producto necesita hacer. Eso puede suponer
mucho trabajo y le predispondrá a asumir la culpa si nadie compra el producto
más tarde. Evite, pues, a toda costa, especificar las exigencias de mercado. Si
el departamento de ingeniería continúa dándole la tabarra y pidiéndole especificaciones
de mercado, adopte una de las actitudes siguientes:
1. Insista en que ya ha especificado las exigencias al decir que
quería un producto de «alta calidad y bajo coste». Quéjese al jefe de
ingenieros de que el ingeniero asignado al proyecto no hace más que incordiar y
perder el tiempo.
2. Pídale al ingeniero que le diga todas aquellas cosas que sean
posibles, además del coste asociado a cada una de ellas, de modo que pueda
usted elegir la mejor solución. Quéjese al jefe de ingenieros de que el ingeniero
asignado al proyecto no se muestra cooperativo.
3. Especifique exigencias de mercado que sean técnica o lógicamente
imposibles de satisfacer. Quéjese al jefe de ingenieros de que el ingeniero
asignado al proyecto no es una persona capaz.
CREAR UN MERCADO
Si no hay mercado para
su producto, a veces se puede crear uno. Esto supone inventar un problema y luego aportar una solución. Entre los
métodos más efectivos de crear un mercado
se incluyen:
ENEMIGOS NATURALES
Los ingenieros son
los enemigos naturales de los especialistas de marketing, y siempre tratan de inyectar su
indeseable lógica y conocimiento en cada situación. A menudo plantearán
exigencias irracionales como que un producto tenga al menos algún uso. En
ocasiones, se quejarán de que el producto mutila a los clientes. Si no es una cosa, es otra. Reducirá el problema si
no se les invita a asistir a las
reuniones.